ACOGER, PROTEGER, PROMOVER, INTEGRAR.
- rjmlac
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En su mensaje para la celebración del Día Internacional de las personas Refugiadas en el 2024, el Papa Francisco propuso una oración por todas las personas que tienen que huir como consecuencia de las guerras y del hambre. Llamaba de esta manera la atención sobre el drama que continua significando el desarraigo y también sobre la discriminación de la que son víctimas las personas migrantes forzadas. Nos recordaba que existe un “fantasma” en medio de nuestra humanidad, representado por diversos muros que se levantan entre los países y en los mismos corazones de las personas. Y realizó una invitación a trabajar en tres frentes complementarios: promover una cultura que proteja los derechos y la dignidad de las personas migrantes, movilizar acciones y políticas que favorezcan su desarrollo humano y, de manera urgente, incrementar los esfuerzos colectivos para que ellas y ellos puedan lograr la integración efectiva en todos los países que son su destino.
Durante su pontificado, el Papa Francisco ha propuesto cuatro verbos de acción (acoger, proteger, promover e integrar), para el trabajo de la Iglesia Católica con migrantes y refugiados (Francisco, 2017), verbos que recuerda en la encíclica Fratelli Tutti (Francisco, 2020) como una invitación a todas las “personas de buena voluntad” que elijan vivir la fraternidad universal en la respuesta a la realidad de la migración forzada, entre otras situaciones del mundo actual.
En el marco del Foro Mundial de Migración y de Refugio, realizado en el año 2018, la sección de Migrantes y Refugiados del Vaticano difundió ampliamente 20 puntos de acción como unas orientaciones para el trabajo de incidencia y de acompañamiento a las personas víctimas de la migración forzada en el mundo. Estos puntos están ordenados con la lógica de los 4 verbos, ofreciendo una mirada de proceso lógico en la implementación de acciones a distintos niveles.

Desde la experiencia de la Red Jesuita con Migrantes en el acompañamiento a las personas forzadas a migrar en América, hemos venido experimentando en las acciones cotidianas de la hospitalidad, maneras muy concretas de trabajar en esas tareas señaladas por el Papa Francisco. Como resultado de las visitas y colaboraciones que desde la Dimensión de Hospitalidad de la Red Jesuita con Migrantes hemos realizado durante los últimos años, reconocemos diversos aspectos que nutren la reflexión sobre los mejores caminos para la promoción de la cultura de la hospitalidad en la región, desde las posibilidades y potencialidades que tienen las redes de la Iglesia Católica, entre ellas las de la Compañía de Jesús.
En línea de ordenar las prácticas de la hospitalidad como mecanismos de construcción de paz, nos orienta la propuesta del Papa Francisco de actuar desde los cuatro verbos complementarios: acoger, proteger, promover e integrar. Reconocemos que desde éstos verbos es posible vivir la hospitalidad con horizonte de reconciliación, también hemos observado en las prácticas de la hospitalidad en distintos lugares de América, que en general se mantienen unos elementos característicos que comprendemos como “unidades mínimas de transformación” o semillas de la hospitalidad.
Nuestro aporte fundamental se ha centrado en observar con entusiamo la diversidad de acciones de humanidad compartida y escuchar con atención las narrativas que encontramos en los recorridos, desde los diversos actores de la Red Jesuita con Migrantes presentes en muchísimos territorios del continente. Asumiendo la Hospitalidad como una característica de las interacciones cotidianas y a través de unas Caravanas por la Hospitalidad, hemos participado de la promoción de conversaciones en común que señalan las realidades de hostilidad presentes en los territorios e igualmente dan cuenta de las diversas prácticas de Hospitalidad como una respuesta concreta a dichas realidades violentas.
La apuesta central está enfocada en reconocer las acciones de hospitalidad, hacerlas visibles e invitar a otras personas y organizaciones a replicarlas. En un primer momento significa identificar, señalar y denunciar las violencias (hostilidades) que motivan la migración forzada e igualmente denunciar las estructuras, políticas y personas que las generan o que las permiten. También implica el desarrollo de estrategias de comunicación y la gestión de espacios de encuentro para construir colectivamente las posibles soluciones.
Como un aporte para el fortalecimiento de las acciones que se desarrollan desde el acompañamiento a las personas forzadas a migrar en la región, y como una invitación a seguir trabajando en colaboración con todas las personas de buena voluntad que les sirven en su camino, presentamos una propuesta de modelo de hospitalidad con horizonte de reconciliación. Esperamos que sea un insumo útil y pertinente para la conversación interna de equipos de las parroquias, organizaciones, obras y procesos comunitarios, que dedican sus esfuerzos para diseñar estrategias y planes de respuesta a los retos complejos que afrontan las víctimas de la migración forzada en la actualidad.
Las acciones de hospitalidad con horizonte de reconciliación en el contexto de la migración forzada, nos retan al trabajo en red donde se favorezca la respuesta integral que implica colaborar más allá de las instituciones y contexto específicos, para acompañar el camino de las víctimas de la migración forzada en el origen, tránsito, destino y retorno.

La hospitalidad.
La hospitalidad es “polifonía” de voces y realidades, siendo en algunos momentos fundamento de lo jurídico, contenido de lo ético y moral, invitación para la política, y ante todo, espíritu para la acción. También es inspiración de lo poético, de lo que está por venir, y aunque no es aún, nos marca el camino por donde transitar desde la esperanza, con las víctimas de la migración forzada.
La hospitalidad se hace realidad a través de acciones concretas que validan la existencia de la otra persona, convirtiéndose en una forma de construcción de la paz, al transformar las hostilidades en humanidad compartida. Esto sucede a través del amor, que como señala el Papa Francisco en Laudato Sí (2015), está “lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, (que) es también civil y político, y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor”. Lo que está en juego es la oportunidad de operar un cambio espiritual, psicosocial y sociopolítico, que aporte en la prevención de nuevas violencias que afecten la vida de tantas personas forzadas a migrar: nos pueden ayudar a construir las paces junto con ellas y ellos.
Las acciones de hospitalidad que nutren este modelo, son una muestra de las prácticas implementadas por cientos de mujeres y hombres que hemos tenido el privilegio de conocer en muchos lugares donde se vive y sufre la migración forzada. Nuestro trabajo solamente es testimonio de esa hospitalidad en acción, que comprendemos dentro de un espiral virtuoso que puede ser insumo para que otras personas se animen a seguir construyendo paz desde la vivencia de esta humanidad compartida.

Se trata de acciones cotidianas que se encuentran en todos los niveles de la vida en común: el saludo, el abrazo, la bienvenida, el tiempo dedicado, la mesa servida, la ayuda humanitaria, el acompañamiento técnico, el albergue, la orientación, la información, la humanidad compartida. La hospitalidad implica siempre abrir las puertas a quién sufre por las violencias, permite establecer conexiones en medio de la diversidad y los conflictos, favorece el reconocimiento de la otra persona como válida y como importante para sanar las propias heridas, nos permite salir de sí mismos y practicar el cuidado de la otra persona.
Como nos ha enseñado con su ejemplo el Papa Franciso, la hospitalidad es interacción y es encuentro, por lo tanto, implica gestos, hábitos y actitudes que deben ser reconocidas, promovidas y transformadas donde se requiera. La hospitalidad implica dedicar tiempo, ir al encuentro y reconstruir la confianza que se ha roto por las violencias.

La promoción de la hospitalidad es entonces, una forma de la acción humana, entre otras, que busca la construcción de relaciones de colaboración y protección con las personas migrantes forzadas. Estas acciones, favorecen la generación de seguridad, reconocimiento y reconexión con las víctimas, que al ser iluminadas con la propuesta de los cuatro verbos de acción, ayuda a pensar y ordenar los procesos que se despliegan en el mundo para responder a la realidad de las personas en migración forzada, puesto que comprenden el ciclo en el que se encuentran las personas que han sido víctimas del desplazamiento forzado interno, con necesidad de protección internacional o que están en condición de refugiadas.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos se marca un deber de fraternidad, que hoy se manifiesta en el clamor de las personas desterradas y forzadas a migrar en el mundo. Desde la Red Jesuita con Migrantes, alentamos el interés en la promoción de acciones de hospitalidad como una oportunidad para avanzar en procesos de reconciliación que logren superar la situación de víctima en que cada persona migrante forzada ha sido ubicada. Desde la generación de la seguridad, la construcción de la confianza y el reconocimiento de la potencialidad de cada una y cada uno se camina junto con ellas y ellos en hacer las paces con su propia historia, con la sociedad y con su sentido de vida.
Al reconocer un camino de hospitalidad que se desarrolla en distintos lugares de América, animamos a la radicalización de las prácticas, proyectos y programas llevados adelante por personas, organizaciones y gobiernos, para que la hospitalidad, como parte de las tradiciones de la humanidad, ayude en mantener viva la fraternidad universal y por ese camino la posibilidad de construir la paz. Cada tanto, en la historia de la vida en sociedad de los seres humanos, se pone en cuestión la comprensión y vivencia de la hospitalidad, nuestra propuesta quiere ser un aporte desde la esperanza en que podemos ser mejores como humanidad si practicamos en la vida cotidiana simples y poderosas acciones de hospitalidad.
Un enfoque de hospitalidad con horizonte de reconciliación, como aquí lo entendemos, es una apuesta por la práctica de acciones concretas mínimas que expresan máximos de la construcción de la paz y los Derechos Humanos. No se trata de una mirada romántica de la realidad, se trata de una visión práctica de los máximos y horizontes de la vida en sociedad.

Pedimos al Papa Francisco que nos siga acompañando en estos caminos de hospitalidad, donde La Esperanza es el camino.
Oración del Creador
(en Fratelli Tutti)
Señor y Padre de la humanidad,
que creaste a todos los seres humanos con la misma dignidad,
infunde en nuestros corazones un espíritu fraternal.
Inspíranos un sueño de reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz.
Impúlsanos a crear sociedades más sanas
y un mundo más digno,
sin hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras.
Que nuestro corazón se abra a todos los pueblos y naciones de la tierra,
para reconocer el bien y la belleza
que sembraste en cada uno,
para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes,
de esperanzas compartidas.
Amén.
Dimensión Hospitalidad - Red Jesuita con Migrantes Continental
28 de abril / 2025
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