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EEUU | RIESGO DE MAYOR RESTRICCIÓN DEL ACCESO AL ASILO, CIERRE DE LA FRONTERA Y RECHAZO DE PERSONAS EN CONDICIÓN DE VULNERABILIDAD

La Red Jesuita con Migrantes se suma a Interfaith Inmigration Coalition, en el llamado de 662 líderes y 155 organizaciones y congregaciones basadas en la Fé para expresar a los Miembros del Congreso de EEUU nuestra preocupación y nuestra oposición a la propuesta de ley “Emergency National Security Supplemental Appropriations Act of 2024” que restringirá aún más el acceso al asilo en aquel país y traerá consigos consecuencias que profundicen la lógica de contención y el enfoque de seguridad que prima en las políticas migratorias en todo el continente.



Reproducimos aquí el contenido de la carta en una traducción libre al español y abajo encontrarán el enlace a la carta original en inglés.


"Estimados miembros del Congreso.


Nosotros, los 662 líderes religiosos abajo firmantes y 155 organizaciones y congregaciones religiosas, escribimos para expresar nuestra profunda preocupación y oposición a las medidas propuestas en la "Ley de Asignaciones Suplementarias de Emergencia para la Seguridad Nacional de 2024" que restringirán aún más el acceso al asilo, cerrarán arbitrariamente la frontera y rechazarán a familias y personas que buscan seguridad y refugio en los Estados Unidos. El proyecto de ley incluye cambios permanentes y perjudiciales para nuestro sistema de protección humanitaria que superan con creces sus disposiciones diseñadas para apoyar a quienes buscan seguridad o gestionar eficazmente la frontera. Es imperativo que mantengamos nuestro deber moral de acoger al extranjero, mostrar compasión a los necesitados y tratar a las personas con dignidad y respeto.


Aunque reconocemos la necesidad de mejorar el sistema de protección humanitaria, rechazamos firmemente las medidas propuestas. Esta legislación agravaría los retos humanitarios y operativos en la frontera, pondría obstáculos que restringirían gravemente el derecho a buscar protección, socavaría el derecho al debido proceso en los procedimientos de inmigración y ampliaría la detención de inmigrantes, las deportaciones y la militarización de la frontera a niveles sin precedentes.


Con la aprobación de esta legislación se corre el riesgo de separar a las familias, devolviendo a los solicitantes de asilo al mismo lugar del que huyeron, violando el principio de no devolución, y aumentando las posibilidades de que los inmigrantes, incluidas las mujeres y los niños, sean objeto de explotación, violencia grave e incluso la muerte en los países de tránsito y retorno. Los solicitantes de asilo ya se enfrentan a procedimientos complejos y formulan solicitudes de asilo por miedo tras experiencias traumáticas, con escasa o nula protección. Dificultar este proceso tendrá como consecuencia la deportación de muchos solicitantes de asilo legítimos.


Reconocemos que esta legislación contiene lenguaje sobre inmigración familiar, protecciones permanentes para afganos, niños no acompañados y ucranianos que huyen de la guerra. Sin embargo, intercambiar protecciones para algunas poblaciones inmigrantes a expensas de otras perjudicaría en última instancia a las mismas personas que esta legislación pretende proteger. Procedentes de diversas comunidades religiosas, creemos que es nuestra responsabilidad colectiva trabajar juntos por políticas que defiendan los derechos y la dignidad de todas las personas, independientemente de su raza, religión o lugar de nacimiento.


Esta legislación va en contra de algunas de nuestras enseñanzas y valores religiosos más fundamentales, que en su esencia afirman la humanidad y la dignidad de todos los que buscan refugio en Estados Unidos. La legislación tampoco aborda de manera significativa las causas subyacentes que provocan el desplazamiento y obligan a las personas a abandonar sus hogares.


Estados Unidos debería, como cuestión de interés compartido, promover una visión justa y compasiva de la gestión de la migración con sus socios mundiales. Las medidas adoptadas en materia de migración deben incluir la responsabilidad y la rendición de cuentas por las políticas exteriores y económicas estadounidenses perjudiciales que han contribuido a la espiral de violencia y pobreza de la que huyen las personas para salvar sus vidas.


A nivel nacional, debemos centrarnos en esfuerzos que promuevan soluciones justas y humanas, como las ofrecidas por nuestras comunidades religiosas, que reflejen los valores y compromisos de nuestra nación. Estamos unidos en nuestra determinación de defender nuestros principios religiosos compartidos de compasión, justicia y hospitalidad hacia los necesitados.


Le pedimos que apliquen un juicio moral y de principios apoyando políticas que respeten la humanidad y la dignidad de todas las personas que buscan refugio y mejores oportunidades en nuestro país.


Gracias por su atención a este asunto urgente. Estamos dispuestos a trabajar con usted en la búsqueda de un sistema de inmigración más humano y compasivo que refleje lo mejor de lo que somos como nación."



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